La tenue luz de la lamparita rosa convertía nuestro tiempo en magia.
– ¡Papá! ¿qué es un guardapalabras?
– Pues… verás. Es el encargado de proteger las palabras más hermosas que existen en el mundo. Cada vez que encuentra una, la guarda en su corazón como si fuera un tesoro.
– Y si tiene pesadillas, ¿qué le pasa?
– Con sólo pronunciar las palabras que le provocan miedo, un fuerte viento del norte las hace desaparecer.
– ¡Ah! y así caben más.
– Sí, muchas más.
– De mayor quiero ser guardapalabras.
– Me alegro hija, que descanses.
– Adiós papi, he guardado una preciosa.